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domingo, 16 de marzo de 2008

¿Qué pasará con Izquierda Hundida?

El hundimiento político de Izquierda Unida era previsible. Llamazares, el señor de los lloros (justificados o no, pero lloros al fin y al cabo) no ha conseguido unir una coalición resquebrajada, lejana a la sociedad, casi anacrónica. Su programa político da risa, el esperpento parlamentario de dos portavoces, uno para la izquierda verde catalana y otro para el resto de España, su errática acción política y el constante juego de "cuchillos largos" que ha atenazado a la formación casi desde sus inicios, han desacreditado la aceptación que podría haber llegado a tener si hubiera aprovechado bien sus cartas, que no eran pocas.

El Partido Comunista de España era el único partido verdaderamente fuerte en la clandestinidad franquista, pero las excesivas cesiones de Carrillo descafeinaron el mensaje que durante cuarenta años Radio España Independiente y los comunistas de pro, anti-pequeñoburgueses, habían dado a ese pequeño sector social con bemoles para enfrentarse al "hombre de los pantanos".

Así que IU asumió, con los años, un discurso novedoso, cogiendo de aquí y de allá, unos cuantos "okupas" por aquí, unas pinceladas "graffiteras", unas gotas de victimismo y otras cuantas de indecisión y continua renegación de sus principios, mezcladas, eso sí, con la justificación de los desmanes de Hugo Chávez y la dictadura castrista. Total, que IU se quitó de encima algunas de las mejores propuestas del comunismo histórico y mantuvo los peores estigmas del estalinismo más cerril.

Así les ha ido. Desde que se fue Anguita, no hemos hecho más que ver continuos castañazos históricos. Si un partido como IU no cree en España ni en sus instituciones, si no se ha bajado de la burra de la revancha por la derrota de la Guerra Civil (burra a la que se volvió a subir con Llamazares) y si, en fin, sus mejores ideas ha sido, a toro pasado, criticar la ley electoral (muy injusta, pero han tenido muchos años para reclamar) y pactar con los "batasunos" su posición no puede ser más merecida. Y me da pena, porque el Partido Comunista, por importancia histórica y por vocación de "partido del pueblo" ha pasado a ser completamente irrelevante.

Sólo espero que, si resiste este cataclismo, el PCE se presente a cara descubierta en las próximas elecciones, pero eso sí, recuperando lo mejor de aquel partido que se convirtió en referente de los que reclamaron la libertad en un tiempo en el que hacerlo era un desafío.

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