Hoy nos hemos encontrado todos con una noticia: La Vuelta Ciclista a España podría volver a pasar por tierras vascas después de la friolera de 37 años el año que viene.
Alegre. Así puedo resumir mi estado de ánimo tras conocer esta noticia, porque por fin el País Vasco dejaría de ser una isla deportiva (y no precisamente paradisíaca) cuyos mandatarios se han empeñado a aislar, con el beneplácito de las autoridades nacionales.
Y todo por el miedo, tan irracional pero tan mezquino, de las pistolas de ETA, y en el caso específico del ciclismo, de aquellas tachuelas de tapizar que los proetarras tiraban sobre las carreteras por las que pasaba la Vuelta.
Poco a poco se ha ido venciendo ese miedo, ese sentimiento de intranquilidad, de desasosiego, que atormentaba a una parte de los vascos. Y empezamos a ver ciertos resultados.
Ahora, sólo me falta ver que por fin las calles de Zamudio, de Portugalete, de Andoáin o de Oyón pueden disfrutar de las hazañas de los grandes ciclistas que participarán en la edición 2011 de la Vuelta. Como decía Adolfo Suárez: Hay que elevar a la categoría de normal, lo que para la gente es simplemente normal.
1 comentario:
A eso lo llamo yo facilidad de palabra....muy bien escrito cielo....
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